La Boca del lobo | Agradecimientos del dieciséis de Agosto

"No nos merecemos la violencia. Y tan sólo un segundo nos separa de la violencia y de la sonrisa amable que todo lo cambia..."

Han sido dos años profundos y maravillosos. Años en los cuales me sentí a veces tan perdida, otras veces sentí que metía la pata (y realmente lo estaba haciendo) y otros momentos pasaba por la noche más oscura que el alma puede atravesar. 

Estuve durante meses sintiendo dolores que jamás en mi vida había sentido y salía a correr por las calles durante horas, para terminar sobre la cama con calambres y fatiga, porque lo único que quería era que mi huida me llevara lejos de mis pensamientos y más lejos del dolor que estaba sintiendo. Pero sabía de alguna forma que no se puede huir para siempre. Y me dejé acompañar por los amigos, y dejé de sentir culpa por el dolor y por los errores. 

El equívoco además de vergüenza puede traer algo más: aprendizaje. Así que en vez de sentir pavor por el qué dirán, pensé en qué era lo que aprendía de todo. Así fue como surgió En la Boca del Lobo. Pero eso sólo lo sé ahora, después de cerrar un proceso, tras presentar este poemario de cinco poemas en la Biblioteca de Santiago, junto a Editorial Calafate Cartonera, este viernes 16 de Agosto del 2013.

El viernes nada resultó como planeé. No pude llegar a la hora comprometida con la Ilustradora Karen Peñaloza (que está en su momento más brillante). La encontré seria, quizás preocupada por la presentación. Yo venía cargada de cosas a la biblioteca, y el pequeño carrito de feria que venía arrastrando perdió una rueda justo en el hall de entrada. Llena de bolsas, el carro y una rueda tirada a un metro de distancia, es casi un colapso. Las gentes entraban y salían desprevenidas, como si yo fuera invisible.

La bailarina Alondra Machuca, amiga entrañable, hacía su aparición en el momento preciso. Así que me auxilió y logré hacer mi entrada *triunfal* en la Sala de Literatura. Nuestra Directora Editorial, Amanda Espejo de Calafate Cartonera, llegaba presa del efecto transantiago. Una ciudad a veces falta de amabilidad, nos hace sufrir lo que no merecemos. La violencia se puede hacer patente en el día a día, así crudo, como si estuviéramos acostumbrados a su gratuidad. No nos merecemos la violencia. Y tan sólo un segundo nos separa de la violencia y de la sonrisa amable que todo lo cambia...

Así y todo, el equipo y el sacacorchos que no traje, nos hicimos presentes para presentar En la boca del lobo. Estaban haciéndose presentes nuestros amigos, que llegaban uno a uno. Estaban presentes aún en su ausencia aquellos que no pudieron lograrlo, como mi editora Teresa Muñoz o María Elena Monsalve (gracias a quien recibe el nombre este mi blog). Teníamos mensajes en nuestros teléfonos y nuestras casillas electrónicas. Aun nuestra familia ausente, había dejado su aura en nosotros.... como cuando estaba en Machu Picchu el pasado Mayo, y sentía que todos mis antepasados y mis amigos y familias estaban conmigo mientras caminaba por esos laberintos ancestrales.

El pasado y el presente eran parte de ésto. Llegaron seres queridos que dejé de ver hace dos años, cuando me separé (Patricia Henriquez y Benjamín Suárez). Y muy puntuales estabas otros que se han hecho parte de este proyecto colectivo en el cual la ilustradora Karen Peñaloza, los poetas Amanda Espejo (Revista La Mancha), Yasmín Fauaz, Felipe Oviedo (Revista Riña) y Teresa Muñoz (Revista Cebra), colaboraron muy profundamente, tanto en el trabajo artístico como en el trabajo editorial. Desde la distancia llegaban ecos de mis amigos en Alemania, Martin Beckstein o María Inés Salcedo (la que hoy 18 de Agosto está celebrando su matrimonio en algún lugar de la campiña francesa...).

Fue emocionante encontrar amigos que no veía desde mi adolescencia, tan intensa, tan profunda, y así reconocía a Patricio Belmar, o tesoros vivos como Cristina Muñoz que trabajó hace años conmigo y que ahora tiene proyectos artísticos de alto calibre social... Amigas nobles y generosas como Olga Cartonera, cuyo entusiasmo y bondad nos hace recuperar la fe en nuestros proyectos.

Alexis Ruiz y Raúl Hernández de la Sala de Literatura de la Biblioteca de Santiago, nos ayudaron a montar la presentación, y ajustaban los últimos detalles de iluminación y sonido para nuestra bailarina y nuestros micrófonos.

Y luego, disfrazada de Caperucita Roja, recibí junto a Calafate a los últimos asistentes que eran atraídos por el voceo vía altavoces. Todos allí, en silencio, respetaban hasta los quince minutos de atraso. Nos dieron el soporte necesario para leer cinco poemas y brindar tres danzas. Presentar nuestros ejemplares cartoneros, únicos, ante personas que nos preguntaban que cómo se nos había ocurrido, que en cuanto tiempo había escrito los poemas, que qué significa ser cartonero.

Allí estábamos, cerrando un ciclo. Recibiendo puro cariño y buena onda. El nerviosismo pasaba, así como los minutos y nos sentíamos valientes ante los micrófonos que arriesgaban un acoplamiento o un silencio forzado. La bailarina bailaba, el lobo se sentaba entre nosotros para darnos un respiro en este bosque frondoso que es La Vida.

Gracias a todos quienes nos siguen por las redes sociales y que nos brindan su apoyo. Gracias a quienes han hecho esto posible.



Santiago, 18 de Enero del 2013.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Un comentario muy humano y veraz. Se agradece, Eli...Lo vuelvo a repetir: gracias por hacernos parte de tu andar en medio de este íntimo proceso.


Te queremos!
OlgaCartonera ha dicho que…
Fue todo lindo, ojalá se repita de esta y otras formas mil veces más
OlgaCartonera ha dicho que…
Que bien lo describes todo. Fue lindo, ojalá se repita de esta y otras formas mil veces más

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