El Otro día con Ignacio Agüero


Invierno en Santiago. Había pasado algún tiempo desde mi separación, digamos algo así como año y medio. Era el cumpleaños de mi ex, con el que casi nunca hablo y lo llamé para saludar. Fue amable y me invitó a su cumpleaños, pero ir a dicha fiesta distaba de ser una buena idea. Le agradecí diciendo que no me parecía apropiado ir -por no decir "raro"-. 

Los que asistieron al evento, por lo que me enteré después, tuvieron que enfrentarse a los nuevos amigos artistas arribados desde Valparaíso. Artistas de cuyas actividades no estoy al tanto, pero cuya pasión por la crítica, como algo inherente y sin lo cual la obra no puede existir, los lleva a mantener siempre una actitud desafiante ante el lego, sacarlo de su área de confort para intentar convencerlo de una verdad. Esta visión no tiene por qué ser una visión errónea. Sólo es una visión. Por mi parte, puedo hablar de lo que veo, de lo que siento, quizás la palabra crítica está viciada para mí. Yo no quiero hacer eso, es por eso que sólo puedo ofrecer un comentario basado en mi subjetividad.

Recordaba este evento, porque a pesar de que algunas personas aseguren que el arte es complejo y que sin la crítica el ignorante no podría entenderlo, hay ciertas obras que te llegan como una flecha en el cerebro, un rayo, una epifanía, que provocan que el agua brote hasta en la tierra más golpeada por la sequía. Es quizás el momentum creativo personal que actúa atrayendo a las personas, los lugares, los eventos precisos. Y así como en marzo del año pasado un desconocido se acercaba a mí en el metro, porque me vio leyendo un libro de Jorge Teillier, el 2013 terminé publicando mis versos con el prólogo más lindo que podía tener, escrito por ese mismo poeta.

Es en este estado que la obra del director Ignacio Agüero, a quien tuve la suerte de conocer en persona hace unos días, se presenta para hacer percibir, para envolver con su sencillez y llevar al espectador a un paseo por algo que no es nada de sencillo: la historia personal. Estoy hablando en específico del documental “El Otro Día”, el cual "perseguí" por la ciudad durante mucho tiempo y habiéndome dado ya por vencida, fue que reapareció de entre las redes de amigos.

Creo que comencé la revisión de la obra de Agüero con el polémico documental El Diario de Agustín, más que todo polémico porque no ha podido o no ha querido ser exhibido en televisión abierta ni en el cable. Después de verlo, lo compartí vía redes sociales (y estoy casi segura de que sufrí la censura de Facebook, que hizo desaparecer varias veces el link desde Youtube al documental). Mi segunda revisión fue “Cien Niños Esperando un Tren”, un testimonio sobre el trabajo de una profesora de cine que hasta el día de hoy continúa ampliando el espectro de oportunidades para muchos niños en las poblaciones de Santiago. Este film es considerado una obra maestra del cine hecho durante la dictadura. Posteriormente y gracias al poeta Felipe Oviedo me conecté con “Aquí se Construye”, un documental que muestra el impacto del crecimiento de la ciudad, en los barrios y también en las personas. ¿Le ha pasado alguna vez que en su barrio desaparece repentinamente una casa y que es reemplazada luego por grúas y camiones y obreros, para finalmente tener un edificio de gran altura? La memoria es frágil y uno piensa ¿Qué había allí antes? quizás no hay respuesta.

En este último film, descubrí a Sophie Franca, mujer del artista Javier Molina, al que conocí hace años en el Huerto Hada Verde. Ha sido la montajista de varios trabajos de Ignacio Agüero, y no pude más que celebrar el descubrimiento y hacerles una visita. Así que provista de mi poemario “En la Boca del Lobo” y otros libritos de la editorial Calafate Cartonera, toqué el timbre de la casa. Sophie Franca, muy modesta, me contó que el director le daba una libertad, para hacer su trabajo, que la hace feliz y así como Agüero cuenta que su equipo de trabajo es su montajista, ambos se mantienen hasta hoy trabajando juntos. Sophie me contó que la profesora de Cien Niños Esperando un Tren sigue en la actualidad haciendo clases, y que se publicó un libro sobre dicha experiencia hace algunos años. ¿Y las casas de Aquí se Construye dónde estarían? 

Después de meses de espera, llegó a mí, de manos del propio director el documental “El Otro día”.

Lo que encuentras en El Otro Día, no es la pretensión de explicar un Chile después de la dictadura, tampoco intenta mostrar la realidad de personas que trabajan y viven en la ciudad. Ellos son invitados, son incorporados de improviso a la película después que golpean la puerta. Es el diálogo interior de un hombre en torno a sus inicios, a la historia de su familia y los hechos que marcaron el curso de la vida familiar.

La casa donde fue filmada sostiene este diálogo visual con el director. Es el testigo mudo, el confidente, como lo somos nosotros y nos quedamos sin respuesta cuando dice "Qué diría mi Padre si supiera..." . El dueño de casa, Ignacio Agüero, a veces se nos escapa hacia lugares extremos de la ciudad, y una especie de visita breve nos muestra distintas realidades. Carteros, vagabundos, barrenderos, conocidos, gente buscando trabajo, son los que reciben al Director en sus casas. Ellos, algunos, nos cuentan su historia, sin ahondar en detalles. Vidas marginales, como nosotros, los que miramos en silencio. Es un curiosear en la vida de otros, hacer preguntas, concentrar la atención en el diálogo, evitando la fuga del propio invitado. Imagina si el director escapara hacia esas otras vidas, sería como Las Mil y Una Noches. Así que abandonamos a estas apariciones y las dejamos ir. Así como los pensamientos no dejan de venir cuando queremos poner la mente en blanco. La meditación de Agüero es interrumpida por estas visitas que durante un año se produjeron en un barrio en Providencia. La Casa resiste. Resiste las estaciones, la lluvia, el frío, la frescura del verano, el viento, sus grietas. La casa es generosa y recibe aves, gatos y árboles. Y a veces, sus espejos reflejan como por accidente (pero a propósito) al mismo Director y a sus invitados.

Ignacio Agüero (en la foto) nacido en 1952, es en sí un personaje histórico, codirector y editor de la campaña del No en los años 80. En El Otro Día deja ver sus vínculos con  las obras de Patricio Guzmán o Jean Luc Goddard. Se mantiene muy activo y enseña en la universidad y en talleres. Siempre me parece notable que la gente enseñe, porque es cuando uno enseña que realmente uno mismo aprende. Y eso se ve en el trabajo de Agüero, que es capaz de capturar con un ejercicio personal lo macro. Un hombre es todos los hombres. 













Comentarios

lichazul ha dicho que…
"la palabra crítica está viciada para mí. Yo no quiero hacer eso, es por eso que sólo puedo ofrecer un comentario basado en mi subjetividad."

comparto esa visión ELI, la comparto plenamente

de Agüero recuerdo Cien niños esperando un tren que también vi por yoytube, me trajo reminiscencias de mi infancia y adolescencia en Renca , de la Parroquia y de los grupos a los cuales pertenecí, así como otras cosas más

como dices la memoria es frágil, pero hay cosas que se hacen raíz y no se salen ni se borran

hermoso post ,abrazos energéticos
acá en Maipú hoy ha sido puro humo pa'variar , la quebrada de la plata arde , la ceniza que llegó volando descansa sobre los muebles
lichazul ha dicho que…
pd... pa'variar uso nuevo blog actual jajaja

http://santiagopuelche.blogspot.com

espero quedarme quieta allí un buen tiempo jajajaj
:D
lichazul ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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