La gente todavía se casa

El lugar era una rosa de los vientos. Gentes que parecían orientales, gringos hablando alemán y francés, español e inglés. Nosotras gritando como locas para sentir que de repente bajó el volumen del ruido a nuestro alrededor. Quizás era el paso de un ángel, más seguro el de un demonio.

La gente todavía se casa, pensaba, como resultado de la convivencia y no al revés. Las copas nos pusieron contentos y luego los músicos nos hicieron sentir amor. Apareció la champaña, el brindis, los abrazos y lo otro.

Las calles de la ciudad cambian un día antes de año nuevo. La noche nos abrazó afuera, dónde a esa hora pasean los gatos y la basura aguarda estoica en las esquinas.

Comentarios

lichazul ha dicho que…
ahhh el abrazo
nos embruja y nos contruye un espacio infito que dura todo un suspiro....

me encantó la entrada
besitos de luz

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