Acta de cese



Las horas y las oraciones dichas en silencio
son fantasmas que me acechan
mientras doy vuelta a la esquina
Los trámites, las filas
que preceden a mi muerte
se los llevarán directo a la tumba
silenciosa
seis pies bajo la tierra.

Jamás pensé perder
pero tú alma como vela apagada
estaba derrotada aún antes de la derrota
cuando su residencia viva de carne
nos dejaba aún el goce de la piel
con un sabor 
con el olor
de la casa vieja
para un habitante desencantado

deambula por este desierto
el recuerdo de ti
como la fata morgana a la espera
de nuestro entusiasmo
sediento
de llegar al otro lado del charco salado
este infierno blanco
que persiste sin remedio desde
la mañana hasta el encierro de la noche.





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