Las Nuevas Cartoneras
Deambulan
por la ciudad, recolectan cartones, hojas, trozos de tela, recortes de
revistas, para hacer libros enteramente a mano. Intercambian experiencias y
tienen todas las ganas de volver popular este oficio antiguo.
Una vez leí que
los libros estaban destinados a desaparecer con el advenimiento de las nuevas
tecnologías. Y en parte, es verdad, pero aún así, el objeto libro todavía es
valorado por muchas personas. Las ferias del libro como la famosa FIL de
Guadalajara, congrega multitudes locas por las nuevas publicaciones. En Chile,
durante los últimos años, han surgido más editoriales independientes, que
publican a narradores y poetas noveles, en pequeñas ediciones, llamativas,
sencillas, minuciosamente hechas, que se reúnen en ferias independientes como La Furia del Libro, entre
otras. Podríamos decir que van en contra de los tiempos y los designios de
autores de tecnologías colaborativas.
Zara Bahdí,
poeta y dibujante que vive en Quilicura, participó en el “Taller de memoria y
edición cartonera” realizado en el Museo de la Memoria , por la editorial
Meninas Cartoneras. De ahí, surgió su motivación con la temática cartonera y el
vínculo con lo popular, que inspira este tipo de trabajos. En conjunto con la poeta y directora de la
revista literaria La Mancha
de Quilicura, Amanda Espejo, iniciaron el proyecto editorial Calafate Cartonera
y decidieron emprender este oficio que se ha expandido en Chile y otros países
como Argentina, Perú, Bolivia, Brasil, México y España.
Comenzaron en
Septiembre de este año y han finalizado la producción de cerca de 40 libros de
su primera obra, El Principito de Antoine de Saint-Exupéry. Zara dice que para
ella esta obra es EL libro de su
niñez. Por lo cual decidió realizar para él cerca de 40 ilustraciones de
inspiración libre. Amanda, por su parte realizó la confección de las tapas de
cartón, ocupando cajas, recortes de revistas, papeles, telas y un sinfín de
materiales reciclados que luego fue incorporando en cada portada. Cada una de
las cuales es única y 100% hecha a mano.
Los fundamentos
de las editoriales cartoneras, son el reciclaje y producir un enlace social. De
hecho las mismas editoriales aunque son independientes, están de una u otra forma
vinculadas, y publicando obras de autores independientes o miembros de sus
propios colectivos. Lo que mueve a Zara es llegar a lugares donde “sus pies no
la llevarían”. Trabajar en asilos de ancianos u organizaciones vecinales, para
tener acceso a los escenarios de ese Chile que no sale en las noticias ni en
los diarios. Participar en las comunidades a través de talleres, donde se
enseñe la técnica y donde prime el trabajo colectivo más que el nombre de quien
lo dirige. Ser una guía, pasar a ser del montón antes de ser reconocido como el
iluminado.
El rol social de
las editoriales cartoneras surge en el momento en que las personas comparten
sus obras, sus experiencias y se relacionan con el resto a través de compartir
el trabajo, la lectura. Busca integrar, recordar, e incluso dar la libertad
para innovar y dar rienda suelta a la imaginación aún en condiciones extremas,
como sucede con la editorial “Me muero muerta” que funciona dentro de un penal
de mujeres, en Argentina.
Generalmente,
publican obras liberadas del derecho de autor, como los clásicos, sin fines de
lucro. Si se trata de la obra de un autor más reciente, se puede pedir su
permiso. El valor de un cartonero es tan bajo, que no representa necesariamente
el valor artístico del objeto libro. El pago es casi simbólico y su fin es en
esencia la difusión. En estos días,
donde muchos autores autopublican sus obras, esto adquiere un valor más
profundo, más íntimo y personalizado.
Para Amanda
Espejo y Zara Bahdí, comienza el trabajo con la selección de la obra. Buscan
distinguir su editorial al incluir sus propias ilustraciones y materia prima
que, lejos de ser encontrada en las tiendas chinas donde todo está ya listo,
aprovecha una tela, un recorte del diario, una hoja seca, lápices, pegamento.
Elementos nobles que junto al cartón generan una tapa. El interior puede ser la
clásica impresión en hoja blanca, impresa en casa o, fotocopias e incluso
manuscritos.
Con la Editorial Calafate
Cartonera buscan dar rienda suelta a la imaginación. Salir del formato clásico
de un libro y hacer un trabajo más personal, donde tanto la obra misma –la
poesía y la narrativa- y su forma física tengan un sentido. Ya sea para el
autor o para el lector. Hasta el momento, esperan realizar tres publicaciones
anuales, debido a la minuciosidad de este trabajo, que aproximadamente tarda
tres meses en salir a la luz. Aspiran a lanzar sus ediciones con la formalidad
que merecen, quizá en alguna de las próximas ferias del libro durante el 2013.
Así como en “1984” de George Orwell, la
mayor traición a un sistema antihumano era escribir un libro-diario, y en
“Farenheit 451”
de Ray Brudbury, se emprende un viaje para descubrir que la resistencia está
conformada por hombres libro, la obra de Calafate Cartonera surge dentro de una
corriente que busca mantener la memoria colectiva a través de sus narradores.
Son nada más ni nada menos que las personas -quienes diariamente viven la vida
a su manera y habitan la ciudad-los que van dejando huella, tratando de salir
de su metro cuadrado para contar historias a otros. Se trata de tomar en serio
ese hobby que algunos teníamos de niños, cuando escribíamos diarios y pegábamos
fotos y dibujos que narraban nuestra personal visión del mundo. Todos podemos
ser los héroes de nuestra propia historia. *fin*
Columna "Hecho a mano" publicado en Revista Cebra (Ciudad Empresarial), Enero 2013.
Comentarios
Se pasaron, y sólo quiero tener un número en las manos. Elita...estaba fuera, por eso el silencio, pero ya llegué y desde mañana...a full!
Gracias querida Chusca!!!
Gracias mil Elita, por todo. Te pasaste junto a Tere, y el detalle de compartirlo en tu blog, me enternece.
Un abrazo grande y me prepararé para ir a buscar las cebras.