Fuera de casa


La ciudad está tal como la dejaste. Las noches suceden a los días y la luna va variando según lo esperado.

Me sujeto a esta silla con una fuerza de voluntad desconocida. Desde afuera penetran los rugidos salvajes, brutales, de los cuales he tratado de escapar en noches como ésta. Se ha secado mi garganta y no hay agua que logre saciar esta sed.

Antes de llegar a casa. En la oscuridad de la calle, apareció de improviso un gentío en bicicleta. Suavemente tocaban sus curiosos timbres y conversaban mientras pedaleaban. Unos más diestros transportaban un cartel que decía en letras grandes REVOLUCIÓN. Las lucecitas delanteras parecían luciérnagas salidas de sus débiles baterias y el único sonido que emitía la multitud, además de sus timbres parecidos a los de sueños infantiles, era el pedal haciendo roce con el viento. Aquel cartel despertó mis emociones colectivas que me hicieron sonreírles y mirarles con una felicidad de final de fútbol. Casi los seguí corriendo, tropezando con piedras y agitando brazos.

En las esquinas, las pequeñas señales me hacen cruzar mientras los autos me iluminan o me dejan ciega. El barrio, hacie el poniente, abandona su glamour y excesiva iluminación para poblarse de sombras y basureros siempre repletos.

Un hombre registra la basura. Sobre la reja del maloliente jardín próximo a él y junto a la vereda, ha dejado un sostén rojo. La reja puntiaguda le ha dado forma perfecta y luce como nuevo. Imagino que espera una dama que pase y se lo pruebe, como si fuera un zapato de cristal. A lo más podría conformarse con uno de esos travestis que circulan con sus minifaldas aireadas mostrando los calzones.

Llovió esta tarde, digo en voz alta. Pero no fui testigo, solamente fue algo que oí cuando venía en el metro. Al emerger a las calles una leve frescura indicaba que era verdad.

Como puedes ver comenzó la lluvia. Desde el Sn Cristóbal el parque forestal luce pequeño y descolorido. En cualquier momento, mientras caminemos por él, vendrá sobre nosotros la avalancha de hojas secas que se habrán puesto de acuerdo para caer todas de una vez y hacer de este nuevo otoño una revolución.




Dedicado a Dani Leal

Comentarios

Sonia Leal Valenzuela ha dicho que…
Precioso... la Dani está emocionada. Muchas gracias amiga por tan lindo cuento.
Ivan ha dicho que…
Hola, como escribió Sonia, y con porqué, es un cuento muy emotivo. Me gustó mucho, muy sensitivo.
Un beso.

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