Tomar la desviación
Siempre se dice que hay que tomar el desvío, salir del "streaming" del "trending topic". ¿Pero qué pasa cuando una se ha desviado del camino que deseaba?
La importancia personal
recuerdo haber leído a Don Juan de Carlos Castaneda. El personaje de Carlos (Charly) era un antrópolo y escéptico ante el mundo que el nahual le mostraba. El chamán decía que la importancia personal no le permitía ver claramente. Claro este recuerdo viene a mí ahora, cuando surge una pregunta bastante interesante ¿qué tanto me he desviado de mi camino para ser importante? Y cuando hablo de ello, hablo de mi búsqueda inconciente de ser importante para los otros, que los otros validen quien soy. Ser importante vendría a ser una forma de no desaparecer, de ser significativa en el mundo. Una inseguridad que viene desde la niñez. Recuerdo alguna vez haberme sentido tan sola que contaba a las personas que me conocían; una forma desesperada de sentir que no era invisible.
¿Y cómo terminé en ello? Simple: una quiere ser importante. Y acá está la trampa. En la actualidad luchar por una posición, por ser validada, de ser minoría y que reconozcan tu labor, en el trabajo, en la creación, en la escritura. Cosa que sabemos es una lucha del día a día.
Sobretodo porque una ha aprendido después de varios años, y un poco por los cambios que ha sufrido la sociedad, que casi tenemos que ser "Heroínas" y ser al mismo tiempo "diplomáticas", lindas, dulces para hacer las cosas. Porque si somos simplemente honestas, y decimos lo que no es políticamente correcto, eso que hemos conseguido, se derrumba, se cae, se pierde. Y hablo aquí tanto de logros, como de parejas, como de ideas.
El sentimiento de estar en la ruta
Hace más diez años, tenía un gran conflicto laboral. Sentía que mi trabajo, lo que había estudiado no tenía ningún valor humano. La carrera de ingeniería era cada vez más "desértica" y en ese entonces los ramos artísticos y filosóficos habían dejado de estar en la malla. Yo lo que hacía entonces, era arrancarme a los conciertos, y aprovechaba ciertos créditos para tomar cursos de teatro o quizás escribía y participaba en concursos literarios. Hasta la tesis se había torcido en el camino, y se había convertido en algo que el profesor guía quería, más que algo que yo quería. Y cuando decidí dejar la tesis y dejar la ingeniería para ser feliz, muchos me dijeron que era un suicidio. Lo mismo decían cuando me separé.
El sentimiento de estar lejos
La actividad creativa me ha llevado a trabajar con muchos maestros de todo tipo. También a conocer a gente muy influyente. Me he vinculado con muchos, he indagado en diversas áreas, que me han dado libertad y he sentido cuando estoy en la senda precisa. Se siente, con una certeza que se manifiesta en todo el cuerpo. Pero muchas veces -muchas- me he involucrado en cosas no tanto para seguir el curso de los deseos, sino para llenar ese espacio de la importancia, del reconocimiento, del valor que los otros le dan a mi trabajo y a mí. No digo que sea malo, no digo que sea incorrecto. Pero me confundí. Y cuando me di cuenta, estaba involucrada en proyectos con gente que en realidad implicaban compromiso, y la senal física es la de estar en el lugar equivocado, llenando la agenda en vez de ... (póngase en el punto suspensivo las ganas de estar haciendo otra cosa, más personal y quizás más en soledad).
Los sueños para despertar
Estaba haciendo lo que quería, claro. Pero esa sensación para la que no tenía palabras me rondaba.
Empecé a acercarme más a la figura de mi madre, nexo que había perdido por diversos motivos, y me reconcilié tras largos dolores y llantos. Ha sido linda esta recuperación.
Y ha sido mi nexo con mi madre, el que me ha empezado a llamar la atención desde el origen.
Este llamado vino desde los sueños, además de pequeñas intuiciones:
He soñado que mi mamá me despierta de un sueño del que no puedo despertar, pero que comienza a suceder lentamente, que salgo de mi estado de catalepsia para poder levantarme.
Hace algunas noches, soñé que susurraban mi nombre en mitad de la noche. Lo que me despertó. Yo sentía que era mi mamá la que me llamaba.
Ningún Plan
Tanto el amor, como el camino hacia la verdadera ruta son cosas que no tienen una receta. Así como una se destapa de los ideales de amor y de pareja, lo mismo pasa con los deseos. No hay fórmula, cada cual tiene su complejidad y su manera. Es como ir de paseo y ver que se encuentra en el camino y dejarse sorprender. fin
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