Esta es mi angustia.
Rodea el territorio fraccionado
donde vida y muerte conciben este sueño
en el fruto maduro
abandonado entre almendros.
Va metiendo la uña en las paredes agrietadas
en baldosas clizadas
puertas añosas y caídas
para terminar de llevarse los adobes
a razón del viento.
Trepa la enredadera
sujetada de zarcillos en las tejas
para envolver el árbol y caer
con los frutos verdes
que olvidamos en el pasto
Camina descalza, tan dueña de todo
por las galerías
sintiendo como la tierra afiebra la baldosa
Un pie luego el otro
posa la mano sobre las flores
y las empolvadas calabazas
A los pies de un hombre enfermo
se va a leer sus versos
de vidas apagadas
le besa cuando se ha dormido
y huye al campo para limpiar su cansancio
Ella flota, río en la tarde
cuando las golondrinas chapotean en el cielo
los niños gritan espantando a las garzas
y los bichos
que han hecho de las piedras su casa
Se pintan el cuerpo con barro
y caminan sobre la tierra movediza.
Siento que vuelve con el viento
que abre las puertas
acaricia al perro viejo
del que ya nadie quiere saber
pero que se encoge en el suelo
para que le toques el lomo
Mi angustia, mi obra
Este es el dominio del fantasma en la cocina
un fantasma que rehuyo cada día
sospecho que es mi madre
cuando la cocina se atora
al momento del pan
El paso del tiempo
es la vejez que me persigue
y la cual me niego a aceptar
mientras hago surcos en el patio
Le habro paso a la acequia
que riega este jardín
donde las culebras trepan matas
y preocupada, mi angustia
le canta al fruto
que cuelga enfermo
antes de caer.
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